Como ya he mencionado, en un artículo anterior dedicado a la
artrosis cervical (http://blogosteopatiamimat.blogspot.com.es/2015/05/artrosis-cervical.html)
, la columna vertebral está dividida en
3 zonas principales,
·
Columna cervical, compuesta por 7 vértebras.
·
Columna torácica, compuesta por 12 vértebras.
·
Columna lumbar, compuesta por 5 vértebras.
Las vértebras de cada zona
tienen unas características morfológicas que las distinguen de las otras y en
el caso que nos ocupa, zona cervical, una muy importante es el agujero por el
que pasa la arteria vertebral, llamado orificio transversario. Este orificio
está situado en las apófisis transversas de las vértebras y es específico de
las vértebras cervicales, no ocurre en ninguna otra zona de la columna.
De hecho dentro de la misma
columna cervical podemos distinguir a Atlas (C1) y Axis (C2) del resto, por ser
morfológicamente distintas entre sí y con el resto.
Atlas C1; Es la primera vértebra de la columna, sobre ella
descansan los huesos occipitales de la cabeza. No tiene cuerpo ni espina
posterior.
C2 Axis; Una de sus características principales es el Diente del Axis o Apófisis
odontoides, que sirve para mantener a Atlas (C1) en su sitio, evitando que se
desplace.
En este caso se
muestran 3 vistas distintas para poder apreciar el ángulo del orificio
transversario, por el que pasará la arteria.
C3,C4,C5,C6
Y C7; Consideradas vértebras cervicales bajas, estas ya siguen un
patrón tipo. Espina posterior bífida, llamada apófisis espinosa, y orificio transversario en todas ellas.
La
especial importancia de toda esta explicación en la morfología de las vértebras
cervicales y en sus características diferenciales radica en el paso de la
arteria vertebral. Cuando las vértebras están correctamente alineadas y el espacio
entre una vértebra con la inmediatamente superior y la inmediatamente inferior
es correcto, tendremos un aporte sanguíneo correcto en dirección cerebro.
Pero que ocurre cuando tenemos hernias discales,
patologías reumáticas como la artrosis, o simplemente una tensión muscular
excesiva, … Pues que la geometría de la columna cervical varía, pudiendo
producir compresiones sobre la arteria que reduzcan el caudal de sangre que llega
al cerebro.
Esta
disminución del aporte sanguíneo al cerebro, con su consecuente disminución de
aporte de oxígeno, provocará situaciones en las que tendremos sensación de
inestabilidad y mareos.
Esta debería ser la disposición correcta
de la arteria cervical, la cual podemos observar cómo pasa a través de los
orificios transversarios de las vértebras.
El trabajo osteopático
Será
un tratamiento muy conservador, usando técnicas de energía muscular, tracciones
y movilizaciones en detrimento de las habituales manipulaciones de alta
velocidad.
El trabajo
sobre tejidos blandos será muy importante para conseguir un resultado óptimo y
que pueda mejorar toda la sintomatología.