Artrosis cervical
La artrosis es la enfermedad reumática más común y
consiste en un proceso degenerativo que afecta al cartílago articular.
Dicho cartílago es el tejido que
recubre los extremos del hueso, de un tono blanco nacarado, y que permite la
movilidad de un hueso con el otro. El tejido cartilaginoso es extremadamente
liso para facilitar el movimiento y la artrosis degenera este tejido, de forma
que la superficie aparece, en radiología, de forma irregular.
A pesar de que es un proceso asociado a edades
avanzadas se puede presentar en edades prematuras por causas como la
hiperlaxitud, lesiones traumáticas, etc…
He escogido esta radiografía
de hombro ya que al ser un hueso grande, con mucha superficie articular es
fácil apreciar como el tejido cartilaginoso sano (marcado en verde) se ve liso,
con los bordes definidos y sin el aspecto visual de una sierra. En cambio el
tejido que padece artrosis es irregular, con aspecto de sierra.
Ocurre de igual forma en
todas las articulaciones incluso articulaciones mucho más pequeñas, como las de las vértebras
cervicales.
Sintomatología
La artrosis produce unos síntomas muy típicos y
clásicos que consisten en una rigidez matutina, con dolor en las articulaciones
afectadas y que disminuye con el desarrollo de la actividad. Es la imagen
típica de la persona mayor que le cuesta mucho ponerse en movimiento por la
mañana pero a medida que empieza a hacerlo cada vez le cuesta menos.
Cuando nos centramos en una artrosis a nivel
cervical los pacientes en muchas ocasiones hablan de la sensación de que al
mover la cabeza y el cuello están pisando arena. Esta sintomatología está
asociada a la uncoartrosis, que es la artrosis de las apófisis unciformes, las
cuales veremos más adelante.
Afectación cervical
A nivel cervical esta patología tiene una
importancia especial ya que son muchas las estructuras que se ven afectadas por
el mal funcionamiento que provoca la artrosis y por los cambios estructurales
que provoca en la articulación. Para ello primero veremos las características
principales de las vértebras cervicales.
Las vértebras de la columna se dividen en tres
secciones principales:
·
Vértebras cervicales, que son 7,
desde C1 (llamad Atlas) hasta C7.
·
Vértebras torácicas, que son 12, desde T1 hasta T12.
·
Vértebras lumbares, que son 5, desde L1 a L5.
Cada sección tipo de vértebra (cervical, torácica,
lumbar) tiene sus características propias y las de las cervicales, a grandes
rasgos son las siguientes (teniendo en
cuenta que Atlas (C1) y Axis (C2) son totalmente distintas entre si y con
respecto al resto);
·
Su espina posterior es bífida.
·
Tienen unas apófisis laterales en la cara superior del cuerpo llamadas
apófisis unciformes.
·
En las espinas laterales, llamadas apófisis transversas, cuentan con un
orificio para el paso de la arteria cervical.
Consecuencias de la afectación cervical.
En un primer término la afectación primaria será
sobre la misma articulación, por la falta de movilidad, rigidez y dolor
articular. Pero las consecuencias de esta patología pueden ir mucho más allá.
Entre vértebra y vértebra podemos ver como sus estructuras dejan en los
laterales un paso para los nervios raquídeos. La degeneración provocada por la
artrosis provoca que estos pasos se vean reducidos, afectando a nervios
importantes que dan inervación a puntos situados a mucha distancia, como el
diafragma, las vísceras o la mano.
En el lado izquierdo se ha
seccionado toda la ramificación nerviosa, que se mantiene intacto en el
derecho. Como se observa los nervios proceden del espacio libre entre vértebra
y vértebra. La artrosis hace disminuir estos espacios y provoca irradiaciones
dolorosas, perdidas de fuerza y hormigueos a larga distancia.
Tratamiento.
Gran parte del tratamiento de esta patología depende
mucho del propio paciente, el mantener una vida activa hace que las
articulaciones generen líquido sinovial, el aceite lubricante del cuerpo, el
cual no disminuye la patología pero si que consigue que haya un menor
rozamiento entre superficies afectadas, preservando su integridad durante más
tiempo y ralentizando su degeneración, aunque sin llegar a pararla ya que esto
no es posible.
En osteopatía el tratamiento para esta patología
tiene un objetivo muy claro, preservar la máxima movilidad posible, puesto que
esto mitigará el dolor, aunque no sea del todo, pero si llevando la calidad de
vida a unos niveles aceptables y evitando un deterioro rápido de los tejidos
cartilaginosos.
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