El síndrome del túnel
carpiano es una de las patologías que es muy fácil que hayamos oído y que
seguramente conozcamos a alguien que padezca de ella o que se haya operado de
la misma.
Lo que nos interesa saber sobre
ella es el porqué de su aparición y el por qué en ocasiones, tras haber pasado
por quirófano, los síntomas persisten.
Síntomas
Empezaremos
describiendo los consabidos síntomas; Perdida de fuerza en la mano, pérdida de
sensibilidad, hormigueo en los dedos y dolor continuo en la zona de la muñeca.
Estructuras
Una vez descritos los síntomas deberemos entender
el porqué de su aparición y evolución. El síndrome del túnel carpiano es la
sintomatología asociada a la compresión de un nervio que atraviesa la muñeca,
el nervio
mediano, que nace en las cervicales C6 y C7 (las dos últimas) y la
primera vértebra torácica T1, atraviesa todo el brazo por su cara interna y se
dirige, atravesando el famoso túnel carpiano, a la mano inervando las
zonas sensitivas anteriores de todos los dedos con la excepción del dedo
meñique así como diversos músculos responsables de la movilidad de los dedos.
El citado
túnel está en la muñeca y es un estrecho paso que conecta la mano con el
antebrazo y está conformado por diferentes huesos del carpo (que son los 8
pequeños huesos de la muñeca) y formando el techo un ligamento llamado retináculo
flexor. Por este pequeñísimo
espacio transcurren los cuatro tendones de cuatro músculos que van hasta la
mano además del nervio mediano.
¿Por qué se desarrolla la patología?
Ahora que ya sabemos que nervio es el causante, que zonas inerva o controla
y su recorrido deberemos entender por qué el túnel carpiano es tan conflictivo.
Todo el problema reside en el hecho de que el espacio está muy limitado y cuando
cualquiera de estos tendones se engrosa afecta inmediatamente al resto de estructuras
que comparten espacio con él y evidentemente el nervio mediano. Al tener la
compresión de este nervio se desarrollan los síntomas descritos.
¿Por qué tras la intervención quirúrgica
continúan los síntomas?
El electromiograma registra la actividad eléctrica
del nervio afectado, pero al igual que un tester tan solo indica si hay
corriente, si no la hay no indica en qué punto está afectado el nervio. Por
ello la intervención quirúrjica, que consiste en seccionar el retináculo
flexor, no siempre es determinante, puesto que en ocasiones el desencadenante
de todo el problema es una compresión de ese nervio a otro nivel, a nivel
cervical o en cualquier punto de su recorrido.
¿ Es necesaria entonces la intervención quirúrgica?
Si, lo es, siempre y cuando hayamos descartado primero problemas en otros
niveles, como el cervical, que en muchas más ocasiones de las que podamos
imaginar, es el verdadero culpable de todo el problema, cualquier compresión de
las raíces del nervio mediano por culpa de las vértebras cervicales puede
ofrecer la misma sintomatología y en ocasiones con tratar y corregir
musculatura y vértebras cervicales podemos solventar el problema sin necesidad
de pasar por quirófano ni de perder el ligamento retináculo flexor.
Osteopáticamente se pueden tratar todos los síntomas producidos por este
nervio cuando el problema no es intrínseco de la articulación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario